Sr. Perfecto (Parte 2)

Era demasiado irreal tenerlo tan cerca.

Aunque sus brazos no me rodearan, el solo hecho de sentir la electricidad que producía el contacto de su gigantesca mano en mi muñeca para enseñarme a escribir el símbolo de integral de manera correcta, hicieron valer las horas que pasamos aquella tarde juntos, aunque no pasara nunca más.

Su cara era más hermosa a menos de 30 centímetros de distancia, los vellos de su pecho se veían mas deliciosos, tan cerca incluso pude divisar una de sus jugosas tetillas, las ganas de devorarlo eran incontrolables a aquella distancia y no pude.

El no me pegó, el no me correspondió, nunca dijo nada, solo se alejó, nunca supe si de verdad era gay, el solo desapareció.

Me ignoró por el resto del semestre, lo ignoré, pues el miedo de ser delatado me hizo darme cuenta de que entre más lejos de él estuviera, más seguro estaría yo, en mi zona de confort, en la soledad de mi closet.

Al siguiente semestre se cambió de colegio y nunca más lo vi, confieso que lo he buscado en facebook, my space, twitter y varios otros sitios sociales de internet, pero parece que hubiera soñado que existió o que evite aquellos sitios para que yo nunca pueda encontrarlo.

Es vergonzoso reconocer que aún, algunas veces cuando estoy solo, lo uso como musa para tocar las nubes, aunque no sea cierto que las toque, pero levanta mi ánimo darme cuenta que lo único suyo que dejó marca en mi, fue el 50% que pude ver de su cuerpo irresistible y que algún día lo va a perder, nunca lo quise, haciendo un balance me doy cuenta de que no fue mucho lo que perdí, lo que gané aquel 50% de la imagen de un cuerpo perfecto que aún me sirve para liberar el estrés.

Es cierto que esta experiencia alguna vez me hiso sentir poca cosa, pero los orgasmos que otros machos me dieron después y que yo les di a ellos, me hicieron darme cuenta de que el perdió más que yo.